LA CONQUISTA DE LA MONTAÑA

Javier Sáenz

El discreto explorador vertical

Javier Sáenz es uno de los mayores ‘aperturistas’ de Picos de Europa. Siempre le ha motivado escalar por donde no lo ha hecho nadie. :: Colección Javier Sáenz

RAFA TORRE POO

Lleva más de cuarenta años ‘colgado’, pero afirma tener «mucha salud mental». Es lo que tiene estar siempre en las alturas, que permite observar la vida con perspectiva. Javier Sáenz (Eibar, 1965) se puso un arnés a los 13 años y todavía no se lo ha quitado. Lo suyo con la escalada es un noviazgo que ha forjado su personalidad y su ética montañera.

Junto con Ángel Bengoechea formó una de las cordadas más longevas y famosas del país. ‘Los Cholos’, como se les conocía, abrieron más de 300 vías en Picos de Europa. Sin hacer ruido. «Hay un libro de Ángel con muchas de ellas, pero no todas», cuenta Javier sin darle importancia, porque siente pavor a sentirse protagonista. Vivían cerca de las paredes de Horcados Rojos. ‘Villa Ratón’ (un vivac de piedra cercano a Cabaña Verónica) fue su cuartel general durante muchos años. «No éramos hippies, éramos escaladores», recalca. Como los fines de semana ya no daban de sí, lo dejaron todo. «Decidimos dedicarnos a escalar sin importarnos demasiado nuestro futuro», reconoce. «Nuestra única preocupación era que hubiese macarrones para comer al día siguiente. Eso nos permitía subirnos al andamio pronto y empezar a dar martillazos», señala. A Javier no le ha dado mal resultado. Ahora se dedica al guiaje de montaña (es uno de los más reputados del parque nacional) y a la docencia en el Centro de Educación Ambiental de Polientes.

‘Los Cholos’ dieron el relevo a la generación que abrió las ‘grandes clásicas’. «Nuestra manera de entender la escalada no era llegar de un lugar a otro por el camino más rápido. Buscábamos el punto más débil de la pared para pasarla de la manera más limpia». Eso les catapultó hacia nuevos desafíos. «Hemos sido aperturistas. Siempre nos motivó lo que no estaba hecho.

Lo que nos ha diferenciado del resto han sido las ganas y la disponibilidad», especifica Sáenz. «En aquella época me dedicaba profesionalmente a los trabajos verticales. Alguna vez tuve que llamar por teléfono para decir que no podía ir a arreglar un canalón. Lo hacía para no tener que bajarme de la pared», cuenta.

Capaz de escalar un 8a en Picos de Europa, Javier Sáenz, «cántabro nacido por circunstancias en Eibar», ha guiado el año pasado trece veces por la cara oeste (la de mayor longitud y dificultad) del Naranjo de Bulnes. Los que le conocen aseguran que es capaz de subir a la cima de la sur «en quince minutos». También lo ha hecho en un día, «solo y acompañado», por las cuatro caras. En una ocasión, cruzó los tres macizos del parque en una jornada escalando una vía en cada uno. Aun así, no se considera un coleccionista de cumbres. Tampoco un velocista. Ni siquiera usa reloj. No le interesa ser un Kilian Jornet de la escalada, «pero sí un Erhard Loretan, un Wojciech Kurtyka o un Jesús Gálvez», afirma.

 

Dónde nació

En Eibar, el 9 de enero de 1965. Actualmente reside en Santander

A qué se dedica

Es guía de montaña e imparte docencia en el Centro de Educación Ambiental de Polientes (Cantabria)

Los Picos en una frase

«Aquí todavía te puedes perder, incluso puedes encontrar la paz»

Se siente tan comprometido con estas montañas que quiere «dejar un relevo». Cita dos nombres: «Fernando Zamora y Juan, un chico de Cabrales (Asturias). A este último le quitaba su cuerpo y le ponía mi cabeza», dice entre risas. Su mayor queja es que a sus 53 años sigue en la brecha «y no viene nadie más joven por detrás pisando fuerte».

Nunca abandonará los Picos de Europa. «Aquí aún te puedes llegar a perder, incluso encontrar la paz. Los Alpes y esas grandes y famosas cadenas son el ‘Dysneyland’ de las montañas».